Azulejo, loseta y más: Correcta colocación

Entre los acabados más recurrentes en la construcción se encuentran el azulejo, mosaico o loseta. Cualquiera de ellas cumple con los requisitos de un excelente acabado: hay para todos los gustos y presupuestos, se ven muy bien, requieren muy poco mantenimiento, y son muy duraderas. No es casualidad que las encontremos en los rodapiés y pavimentos de edificios con cientos de años de antigüedad.

Pero además de la calidad de estas piezas, su correcta colocación es importantísima para que efectivamente duren décadas.

Para la colocación de un lambrin (recubrimiento en muros) o un piso se requieren los mismos materiales: 1) un cemento o adhesivo especial para pisos, conocido como pega-azulejo, preparado con agua, 2) junta o boquilla en un tono que combine con la loseta y el color de la habitación; 3) niveles y paños marcados con reventón, 4) una cuchara, 5) un flexómetro, y 6) un instrumento de corte mecánico -una cortadora- o automático -un esmeril.

Es mucho más fácil colocar las piezas cuando la superficie donde se instalarán tiene el nivel correcto. Cuando no es así, se pueden aplicar mezclas autonivelantes para corregir firmes de cemento irregulares o con un desnivel injustificado. De otro modo el resultado puede ser así mismo irregular e insatisfactorio, o bien, si se pretende arreglar a la hora de colocar el piso, el tiempo empleado será mucho mayor, y el consumo de pega-azulejo será excesivo y costoso. 

Despiece

El primer paso es medir la habitación o el muro a recubrir para contrastarlo con el tamaño de las piezas y decidir desde dónde se comenzará la colocación y dónde se realizarán los ajustes, que suelen hacerse en los lugares menos visibles.

Mezcla

Después se prepara el pega-azulejo con la proporción de agua indicada por el fabricante. Es importante mantener la mezcla con la misma humedad hasta que se acabe; para ello añade más agua, poco a poco y en la medida en que se requiera. 

Colocación de azulejo o acabado

Las piezas se pegan una por una. Lo primero es tomar con la cuchara un tanto de mezcla del bote, y verterla en el piso, delimitando el área de la pieza, haciéndole un chaflán hacia dentro en el perímetro para que al asentar la pieza la mezcla no se desborde. Ese asentamiento se realiza paulatinamente con el mango de madera de la cuchara; hay quienes usan mazos de goma para el mismo propósito. Cada nueva hilada de piezas que se coloca debe estar alineada mínimo en dos de sus dimensiones por un nuevo reventón.

En los muros, el azulejo se coloca siempre de abajo hacia arriba porque unas piezas se recargan en otras. Da tiempo al secado para que las piezas no se deslicen o enchuequen por el peso de las de arriba.

Junta

La loseta de alta calidad es rectificada; esto significa que sus bordes son perfectamente lisos y rectos, y sus esquinas cuadradas. Este tipo de azulejo se puede colocar “a hueso”, es decir, sin espacio entre las piezas. El material no rectificado suele instalarse con junta: un canal o espacio entre cada pieza que forma una retícula, permite hacer microajustes, y que una vez terminado el trabajo, se rellena con una mezcla especial conocida como junta o boquilla. Existe en varios colores. El grueso de la junta puede definirse con separadores o trozos de vidrio, por tanto suele ser de 6 o 9 milímetros. Las piezas colocadas a hueso no llevan junta pero sí una ligera boquilla que se aplica como una lechada y rellena los pequeños huecos entre pieza y pieza.

Ajustes

En los límites menos visibles del espacio se realizan los ajustes cortando las piezas a la medida.

Zoclo

Los encuentros con los muros se tapan con un zoclo, que varía entre los 7 y los 10 centímetros de altura. El zoclo cubre las imperfecciones de estas esquinas y protege tanto el azulejo como el muro.

Sellado

Hay algunos materiales como el cuarterón de barro o las piezas de cemento hidráulico que son porosas y deben sellarse para repeler el agua, no mancharse, y soportar mejor la erosión. Pregunta cuál es el mejor sellador para el material de tu loseta.

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