¿Qué son los abrasivos? Son materiales utilizados para desgastar o pulir otros materiales. Pueden estar hechos de materiales naturales o sintéticos, y tienen una gran variedad de formas y tamaños.
Estos se utilizan de diversas maneras. En el hogar, para limpiar superficies, eliminar pintura u óxido y pulir metales. En la industria, para dar forma y acabado a productos como piezas metálicas, lentes ópticas y obleas de semiconductores.
¿Cuáles son los abrasivos más comunes?
Los abrasivos naturales más comunes son la arena, el cuarzo y el esmeril. Mientras que los sintéticos son el óxido de aluminio, el carburo de silicio y el diamante. Son una parte importante de la vida cotidiana, y sus usos van desde la simple tarea de quitar la pintura de una superficie hasta la más compleja de dar forma y acabado a un producto.
¿Cómo funcionan los abrasivos?
Los abrasivos actúan desgastando la superficie del material a pulir. El tamaño, la forma y la dureza del abrasivo determinan la cantidad de material que se elimina y la suavidad de la superficie.
La escala de Mohs: Una forma de conocer más a detalle un abrasivo
Los abrasivos se clasifican según su dureza, que se mide en la escala de Mohs. La escala de Mohs es una medida de la resistencia de un material al rayado o a la abrasión. Cuanto más duro sea el abrasivo, mayor será la eliminación de material y más lisa será la superficie.
El tipo de abrasivo utilizado también varía en función de la aplicación. Por ejemplo, los abrasivos más blandos se utilizan para pulir, mientras que los más duros se emplean para esmerilar.
Si entendemos cómo funcionan, podremos utilizarlos mejor para conseguir los resultados deseados.