Todos queremos que en nuestra casa no se asomen los cables o ninguna otra tubería, el cableado oculto es algo deseable, pero ¿es lo mejor para nuestra construcción?
Es común en las edificaciones de uso industrial que las instalaciones estén expuestas, que corran por los muros y plafones de forma ordenada y siempre visible, de modo que cualquier falla pueda corregirse de inmediato y sin necesidad de arreglos complicados.
También existen proyectos de otros géneros con las instalaciones por fuera; el más famoso -y quizá el primero- sea el Centro Cultural George Pompidou, de París, construido en los años 70. Sin embargo, son contadas excepciones.
¿Cómo lograr un cableado oculto?
El método más común es practicar ranuras en los muros, una vez terminada la obra negra, e insertar mangueras flexibles por donde correrá el cableado oculto. Algo semejante se hace en pisos y lozas con el agua y el drenaje. Sin embargo, a veces se instalan nuevos aparatos electrónicos en casa o se quiere agregar contactos o luminarias. Cuando es el caso y se decide no romper, aplanar, pintar, se pueden utilizar canaletas. Cuando se colocan con delicadeza, corriendo bien alineadas y por las aristas de la obra, casi pasan desapercibidas. Existen canaletas para distintos grosores de cable y para una o más líneas. Incluyen una carcasa que se fija al muro o el plafón y que aloja los cables, y una tapa que los mantiene ocultos.
Cuando el presupuesto es mínimo, la manera de mantener el nuevo cableado fijo y ordenado es con “grapas”: clavos al muro que sostienen un gancho plástico que a su vez sostiene los cables. Su aspecto no es el ideal, pero resuelven el problema.
Siempre queda otra alternativa: agregar molduras de tablaroca o algún panel, o incluso algún mueble, que ayude a cubrir las nuevas líneas.
Adquiere todo tu material en Ferretera Ermita y consulta con nuestros expertos cualquier duda que tengas.